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miércoles, 21 de agosto de 2013

Redestribución





   Observando la “lógica” de nuestras decisiones, estas van mucho más allá de lo puramente superficial. Mientras que algunas personas piensan en la  solidaridad, en la justicia social, otras solo piensan en sus bienes y la manera de incrementarlos, al menos que no se diluyan, que no mengüen, calculan “al dedillo” las ganancias y los gastos, procurando que exista un equilibrio o más bien un saldo positivo. Pero esto no es suficiente, ni sirve para nada a la justicia social. No son arbitrarios y por tanto no son ecuánimes. Nosotros debemos de dar un paso al frente, no solo garantizarnos nuestro bienestar y el de nuestro hogar, esto sería lo lógico, también exigir que se redistribuya la riqueza, que no solo el sufrimiento sea compartido (por los de siempre). Que aporten más aquellos que pueden, que hagan “el trato” de colaborar equitativamente con los más necesitados. De hecho, se debe dejar claro que quien ha recibido más (por su buen hacer, por suerte, por sabiduría…etc.) también debe de contribuir más. Se debe ser justo, pero no por caridad sino como un deber ciudadano, devolver a la sociedad parte de lo que esta te da.  Se debe recordar también que la justicia social solo por hacer justicia es a la vez la peor de las injusticias, Quitarles a unos sus bienes para dárselos a otros supera nuestros esquemas, es “desvestir un santo para vestir otro” Se debe buscar el equilibrio y que aporten más aquellos que poseen más e inversamente los que posean menos. Es una razón de pura lógica, más, no tenemos ninguna esperanza de que así ocurra, la explicación que nos dan es que son asuntos de los mercados, que ellos ponen las reglas… Entonces ¿qué papel tienen los gobiernos? Difícil de contestar, pero si las reglas las pone los mercados, la respuesta es obvia. Aplicando la legislación vigente no existe posibilidad de favorecer una política fiscal coherente con los ingresos de cada uno, eso sin mencionar los paraísos fiscales y las sociedades de capital e inversión, que sería otra historia más que interesante. En definitiva no tenemos ninguna esperanza de que así ocurra,  simplemente, quedamos desposeídos de aquello que en justicia nos pertenece, la equidad en la contribución fiscal se nos niega por activo y por pasivo. Además, hemos de partir de la base de que todas las grandes fortunas están por eludir impuestos y si aquí no les conviene estar, pues se van a otro lado. La muestra más clara son los ya mencionados paraísos fiscales, desde donde operan con total impunidad, especulan a su antojo, arruinan países enteros y condenan a la miseria a millones de personas. El ahorro que se logra con nuestro sacrificio, hambre, necesidad… se lo comen ellos en un rato… y nosotros a seguir con los problemas, que a diario van creciendo, y sin solución a la vista.

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