Observando la
“lógica” de nuestras decisiones, estas van mucho más allá de lo puramente
superficial. Mientras que algunas personas piensan en la solidaridad, en la justicia social, otras
solo piensan en sus bienes y la manera de incrementarlos, al menos que no se
diluyan, que no mengüen, calculan “al dedillo” las ganancias y los gastos,
procurando que exista un equilibrio o más bien un saldo positivo. Pero esto no
es suficiente, ni sirve para nada a la justicia social. No son arbitrarios y por
tanto no son ecuánimes. Nosotros debemos de dar un paso al frente, no solo
garantizarnos nuestro bienestar y el de nuestro hogar, esto sería lo lógico, también
exigir que se redistribuya la riqueza, que no solo el sufrimiento sea
compartido (por los de siempre). Que aporten más aquellos que pueden, que hagan
“el trato” de colaborar equitativamente con los más necesitados. De hecho, se
debe dejar claro que quien ha recibido más (por su buen hacer, por suerte, por sabiduría…etc.)
también debe de contribuir más. Se debe ser justo, pero no por caridad sino
como un deber ciudadano, devolver a la sociedad parte de lo que esta te da. Se debe recordar también que la justicia
social solo por hacer justicia es a la vez la peor de las injusticias, Quitarles
a unos sus bienes para dárselos a otros supera nuestros esquemas, es “desvestir
un santo para vestir otro” Se debe
buscar el equilibrio y que aporten más aquellos que poseen más e inversamente
los que posean menos. Es una razón de pura lógica, más, no tenemos ninguna
esperanza de que así ocurra, la explicación que nos dan es que son asuntos de
los mercados, que ellos ponen las reglas… Entonces ¿qué papel tienen los
gobiernos? Difícil de contestar, pero si las reglas las pone los mercados, la
respuesta es obvia. Aplicando la legislación vigente no existe posibilidad de favorecer una política fiscal coherente con los ingresos de cada uno, eso sin
mencionar los paraísos fiscales y las sociedades de capital e inversión, que sería otra
historia más que interesante. En definitiva no tenemos ninguna esperanza de que
así ocurra, simplemente, quedamos
desposeídos de aquello que en justicia nos pertenece, la equidad en la contribución fiscal se nos niega por
activo y por pasivo. Además, hemos de partir de la base de que todas las
grandes fortunas están por eludir impuestos y si aquí no les conviene estar,
pues se van a otro lado. La muestra más clara son los ya mencionados paraísos fiscales,
desde donde operan con total impunidad, especulan a su antojo, arruinan países enteros
y condenan a la miseria a millones de personas. El ahorro que se logra con nuestro sacrificio, hambre, necesidad… se lo comen ellos en un rato… y nosotros
a seguir con los problemas, que a diario van creciendo, y sin solución a la vista.
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