Hablando
por hablar, principalmente de la crisis económica, se nos plantea muchas
interrogantes de arduas respuestas. Para contestar a todas esas dudas, a todas
las preguntas con cierta veracidad, deberíamos conocer lo que se mueve en los
subterráneos de la política, en las cloacas, nunca mejor dicho… lo que ni
vemos, ni escuchamos, ni llegaremos nunca
a conocer, ni tan siquiera hacernos la más remota idea del acontecer de
determinados hechos. Las respuestas, sin embargo, nos proporcionarían una idea
inadecuada e inexacta para situarnos en ese ambiente y así saciar nuestra
ansia de saber. Los hechos conocidos no son capaces de contentar a los que de
ninguna manera nos explicamos el origen de la presente situación económica.
Sabido es que la génesis de las dificultades económicas estuvo en el sector inmobiliario, en la llamada “burbuja inmobiliaria”.
Los bancos concedían préstamos hipotecarios a personas de más que dudosa
solvencia, a su vez, estos, ante la necesidad de fluidez, trasformaron en
acciones los créditos. Los bancos perpetraron ese error (que más tarde se
demostró ser irreparable) Seducidos por el dinero fácil, concedieron hipotecas
a diestro y siniestro a familias con rentas bajas, créditos de difícil recuperación,
con un tipo de interés variable (aunque bajos al principio, enormes después)
Los bancos sin ningún tipo de restricciones siguieron dando créditos en
condiciones más que dudosas a las familias insolventes (ventajosas para los
bancos, no tanto para las familias). Mientras, estaba creciendo de manera
incontrolada la burbuja
inmobiliaria, el miedo a que reventara hizo subir los tipos de interés, con
un aumento desmesurado. Se intentaba desactivar la bomba financiera, pero ya
era tarde, y el desplome en bolsa de las empresas inmobiliarias, financieras con las famosas “supremes preferences”, los
impagos, la parálisis de la venta de pisos fueron el resultado del estallido
atronador de la burbuja inmobiliaria, que arrastró consigo a grandes bancos
y financieras, que necesitaron de grandes inyecciones de capital, que por
supuesto fueron puestas por los estados, provocando una crisis financiera, esta
a su vez contamino a todos los sectores económicos, comenzaron los ajustes económicos,
los recortes sociales y la restricción del crédito o la ausencia de el para las
empresas, sobre todo pequeñas y medianas. Pronto se dejaron sentir los efectos
colaterales, sobre todo, en las capas medias y bajas de la sociedad con
elevadísimo paro, embargos, desahucios, bajada de salarios, peligro de
deflación, etc. Nadie ha dado con la receta exacta para salir de esta crisis,
que se ha transformado en recesión endémica. Todo hizo aflorar la corrupción
que ha llegado a todas las instituciones, aumentando el descontento popular y
la desconfianza en los poderes tradicionales del estado. Sumado todo da un
panorama desolador y poco esperanzador. El resultado ha sido el rescate de la
banca, con muchos condicionantes, la pérdida de derechos sociales, la bajada de
sueldos, los recortes en sanidad, educación y un largo etc. y suma y sigue… ¡Ojala
y no fuese así! Pero este es el panorama, al menos lo conocido.
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