La
vida nos recuerda y además nos exige que estemos en una actitud activa y beligerante.
Hay que estar alerta siempre, debemos vivir el momento, no fijarnos, en exceso,
en el pasado. Pensando en el mañana, pero sin perder la perspectiva de lo que
sucede a diario. Somos transeúntes en un mundo errante que no cesa en su transitar
por el tiempo, pasa y nosotros pasamos con él. La diferencia es que nosotros
tenemos un camino efímero. Nuestra meta está relativamente cerca. Hacia allí se
dirige nuestros pasos, lo queramos o no, nuestra existencia es limitada.
Vivamos la vida de una manera profunda, démosle un sentido, una razón a nuestra
existencia. Ese sería el mayor, además, del único capital, que quizá, perdure
tras nuestra partida. No vayamos solamente tras las riquezas que nos puede
ofrecer este mundo. Abramos nuestra
mente, pensemos en positivo. Pues según la mentalidad imperante en la mayoría de las
gentes “tanto tienes, tanto vales” Las personas somos evaluadas por el patrimonio
que poseemos, por la clase social a la que pertenecemos, raramente, por nuestra
reputación, por el poder e influencia política que ejerzamos…etc. Todo ello, a
la hora de valorar la condición de persona, no vale nada. La enfermedad y la
muerte no conoce de riquezas o clases sociales, ni de juventud o de vejez… ¿de qué
sirve entonces el dinero?, ¿de qué valdrá el poder o la fama? La respuesta es
obvia “no servirá para nada” o para muy poco. Y, sera entonces, cuando estemos en
esa “mala” situación (ante la enfermedad o la muerte), cuando volviendo la mirada hacia atrás, miremos a cuantos nos
han rodeado y pensaremos ¿si han estado por nuestra personalidad o por nuestros
bienes? Entonces nuestra visión, nuestros valores cambiaran profundamente. Lo
que de verdad importa es la calidad de persona que seamos y la relación con nuestro
entorno. Deberíamos de tener la suficiente inteligencia para apreciar el verdadero
sentido de la vida y sus enseñanzas que se resumen en dos: “aprender y enseñar”
Aprender de los que nos precedieron, mejorarlo, si se puede y transmitirlo a
los que vienen detrás.
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