A
veces nos sentimos vacíos, faltos de emociones... sin nada que pueda explicarlo, estamos injustamente enojados
con todo lo que nos rodea, no toleramos ninguna crítica (ni mala, ni buena) Las
circunstancias, sean adversas o no, nos incitan a la desidia y nos quita todo estímulo, sea bueno o malo... las ganas e interés por algo o alguien… y finalmente, se adueña de
nuestras emociones la apatía. Hay gente
que intenta evitar este hartazgo, esta falsa plenitud, pero la desilusión y el cansancio, terminaran
por quitarle el poco o mucho interés por lo que sucede, le importa un bledo... ¿de quién es la culpa? De todos y de
nadie… esta actitud (la apatía) es verdaderamente incomoda para quien la sufre,
son esos días tontos en los que nada te apetece, todo te aburre…. Se ha
apoderado de ti una sensación de vacío, indescriptible, que no encuentras nada para llenarla, parecieras
un “juguete roto” o al que se le han acabado las pilas, no nos sentimos útiles o
inútiles, solo algo que , quizá, vale para ser observado o tal vez ni para eso. Nuestro ego no se siente ni herido,
ni elogiado, en una palabra no siente ni frío, ni calor. Estamos anonadados.
Entonces, ¿Qué hacer para evitar esas sensaciones? Nada, solo dejar pasar el tiempo hasta
que cese esa dichosa apatía, y después volver a la normalidad, a nuestra rutina diaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario