Cuando efectuó una reflexión, una crítica si se quiere,
nunca es con ánimo destructivo, sino más bien lo contrario, si permanezco en
silencio soy cómplice por omisión, si hablo, parece que tengo intereses ocultos que no deseo que salgan a la
luz, este dilema provoca diferentes reacciones en mi mente, ante la evidencia
de que solo soy uno más en este convulso mundo. Nunca tengo intenciones ocultas,
ni intereses políticos de ninguna clase, ni se me pasa por la cabeza, intento
no dejarme manipular por los mensajes políticos de nadie, máxime cuando
compruebo a diario las falacias y mentiras con la que nos bombardean en los
medios de comunicación tradicionales (TV, radio, prensa escrita, etc.). Lo que
en verdad molesta a los mentirosos es una verdad, una verdad reflexionada,
pensada, debatida… que considero un bien superior a cualquier otra cosa, no me preocupa la animadversión que pueda
despertar en algunos, ni la envidia de otros, es sabido que haga lo que haga tendré
enemigos, pero intentare ser fiel a mis principios y valores éticos. Es más, ante
la evidencia de falta de repuesta de los que nos deben de guiar, en vez de
cuidarnos y apacentarnos, nos ponen los unos contra los otros, “o estás conmigo
o contra mí”, esa es su táctica, lo que hacen es pervertir y prostituir la
verdad, no sienten remordimiento alguno, ni les preocupan que la gente estén
cansadas y abatidas hasta el hartazgo, estamos como ovejas sin pastor. Todos agradeceríamos
que surgiese un buen guía que nos reúna en un proyecto nuevo y con futuro, y en
él, estén las personas más cualificadas reunidas a su alrededor, sobre todo los
jóvenes, que para algo les debe valer su formación y sus deseos de renovación. Todos
nosotros, si fuéramos consecuentes con nuestros principios, al mirar a nuestro
alrededor y contemplar el bochornoso espectáculo que “día si, día no y el del medio
también”, se está trasmitiendo a todo el mundo, no podríamos menos que sentir vergüenza,
aunque sea ajena (que no lo es), lo cual nos conduce a una reflexión “todo esto
ocurre porque lo consentimos, por acción (en las urnas) o por omisión (por
dejadez). Pero es evidente, y aunque sea reiterativo, que existe un divorcio entre las gentes y los políticos,
que se espera de una vez haya la tan deseada regeneración en todos los
estamentos sociales, en todos los ámbitos de la vida pública, la simple
formulación o deseo no basta. La solución nos la da las necesidades del día a
día y ver que las instituciones no funcionan, están todas tocadas y algunas
hundidas; por ello es por lo que se debería aplicar la cura ya, ahora que el
enfermo tiene esperanza, si empeora y entra en la UVI, será demasiado tarde y
solo quedara saber cuándo será el funeral y quien son los herederos del difunto.
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