La Vida
a menudo, más veces de las que desearíamos, nos pone frente a una situación muy
difícil, afortunadamente esto no ocurre con mucha frecuencia, la vida se va en
pocos segundos, todo se acaba sin dar tiempo ni tan siquiera a un adiós, a dar
las gracias por todo, a perdonar, a ser perdonados... En efecto, los accidentes
son traumáticos y muy dolorosos: para la familia, amigos, conocidos…para todos
los que seguimos caminando por este valle de lágrimas, nunca podemos
imaginarnos este final, difícil como cualquier otro, incrementado por el
elevado número de víctimas, la muerte ideal (si es que existe) siempre la
imaginamos como acostarnos y no despertar, que venga sigilosamente y sin dolor,
es para muchos el mejor de los finales… en paz, sosegados, con la conciencia
tranquila. Han sido momentos muy desagradables, son demasiados fallecidos
(aunque solo fuese uno), no encuentro palabras que expresen con exactitud las
sensaciones, la impotencia, la debilidad de nuestra naturaleza. A las victimas
desgraciadamente fallecidas “Descansen en paz”.
Hay que
destacar, la respuesta de los ciudadanos ha sido inmensa, desbordando la mejor
de las previsiones ante la llamada, la petición de sangre, me ha emocionado la
unión, la generosidad de las gentes ante las catástrofes, “podíamos haber sido
cualquiera de nosotros”. Siempre, ante estas calamidades, logramos responder
con magnificencia y grandiosidad a la petición de ayuda, no nos dejamos llevar
por intereses personales o ambiciones. Se nos olvidan nuestros problemas, al
fin y al cabo se pueden solucionar (tarde o temprano), nos entregarnos con
confianza y de manera plena a las necesidades inmediatas, La respuesta que la
sociedad da, es precisamente, acentuar la solidaridad. Todos somos “familia” de
las víctimas, lo que importa es estar dispuestos a entregar nuestra sangre o lo
que haga falta si con ello hacemos un servicio a nuestros semejantes, con la
misma actitud como si fuese un padre o madre, un hermano, un hijo o una persona
cercana, por todo ello, a todos los que han donado su sangre, a todos los que
la han ofrecido, a todos los que han colaborado con su inestimable ayuda”
Muchas Gracias”, con personas y actitudes como la vuestra, nos devuelven e
incrementa la fe en la humanidad. "Hoy todos somos Galicia"
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