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domingo, 21 de julio de 2013

Descanso


   Algunas veces se está cansado de este viaje tan agotador y desagradecido que voluntariamente efectuamos por esta vida, se deja de aprovechar ocasiones, que son para nosotros muy importantes y de cierta relevancia para nuestro futuro. Esta actitud vitalista a la que se acostumbra uno como si fuese una rutina diaria, que no son reflejadas en nuestro currículo, son maneras de vivir la vocación de servicio a los demás. La vida es llevada de este modo tan activa y apasionante. Sabes que es importante lo que haces, pero es necesario que se descanse, y más importante aún, que se descanse para reponer las fuerzas perdidas en tantas y tantas empresas que se iniciaron y que se desarrollaron de una manera agotadora, unas con un alto grado de satisfacción, otras sin el resultado previsto, pero hemos de saber coordinar y medir nuestra, por otra parte, disminuida capacidad, ser capaces de administrar esas fuerzas. Vivir la vida de servicio a los demás tiene su precio, que normalmente paga la familia y amigos, que ve con ello su tiempo reducido, mermado en favor de otros. Ya que el servicio a los demás es muy exigente y por añadido muy sacrificado. Porque la vida y la fuerza de una persona solamente se mantienen firmes y crecen si tiene verdadera aceptación y colaboración, al menos del sector social al que te diriges, de ahí viene la fuerza vital y las ganas de continuar adelante... y de no mirar atrás. Pero no hemos de olvidar que todo tiene un límite, una frontera, que seamos capaces de seguir es cada vez más difícil, si nos fallan la motivación, esas ganas de dejarnos embaucar por las necesidades de este sector social, por otra parte, abandonado a su suerte y con unos recursos cada día más menguados con la excusa de la crisis económica. No se debería consentir que estos recursos nadie se los arrebate. Esto nos recuerda que lo más importante no es lo que podamos hacer, sino la dimensión de nuestras vidas, y, así nuestras obras quedan impregnadas de una satisfacción que colma con plenitud nuestras exigencias. Descansar no solamente es aconsejable, sino que es necesario y si lo necesitamos, aún, con más razón gozaremos de ello. El descanso es un tesoro, es necesario para reflexionar, hacerte echar en falta, que se valore, en su justa medida, tus aportaciones, ver si se es necesario o se es reemplazable, o si no se es preciso…Todo ello ayudara a tomar una correcta decisión, a no arrepentirte en el supuesto caso de continuar o de decir adiós a esta etapa de la vida. Se trata de cerrar una puerta y abrir una ventana… Recordemos que quedan muchas cosas por hacer, muchas que decir, más de las que pensamos. Busquemos, pues, en silencio y en paz para encontrar nuestra respuesta, que nos reencontremos a nosotros mismos, y con la reflexión y el descanso encontrar esa opción y escoger la buena.

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