Tras los últimos encarcelamientos
ocurridos en este país, por causa de la corrupción política, dos opiniones
ocupan las líneas editoriales de los principales medios de comunicación, una la que salga toda la suciedad de una vez
y cada palo aguante su vela, y otra de que existe temor por las informaciones que puedan filtrarse. La verdad y la transparencia son las mejores cualidades del buen político, de las
personas honradas, que las hay y muchas, :desean más que nadie que brille la
verdad, entre otras cosas para dejar de ser señalados indebidamente, son
personas sencillas, con una ideología determinada, se puede estar de acuerdo
con ellos o no, políticamente hablando, pero ante todo son honrados y leales y
suelen ser los que además dan la cara y se llevan el rapapolvo de la gente, por
supuesto sin culpa alguna, solo por pertenecer a un determinado partido, este
en vez de mirar por sus militantes y por la honradez de sus políticos (no solo serlo, sino parecerlo), tratan de
emborronarlo todo, practicando políticas de confusión y desinformación, para
cuanto menos crear el beneficio de la duda; lo que sucede es que la gente
estamos cabreados, por los efectos de la crisis, de los recortes y ya ante
tanta falacia, pues no nos creemos nada, como entonces, ¿pueden sobrevivir políticos
honrados en nuestro mundo de hoy día?. Todos más o menos conscientemente, tenemos
la necesidad de la verdad, de saciar nuestras ansias de esclarecimiento de la
situación, con el conocimiento de lo que paso, de cómo pudo ocurrir, que
organismos de control fallaron y por qué. Si no, caemos en la trampa de creernos
el cuento de la lechera y pensar que de verdad este hombre era un as en los negocios. Estas explicaciones no tienen sentido, ni lógica o hechos que la sostenga: los
viajes, los movimientos bancarios desenfrenados para garantizarse el dinero y la liquidez fuera de nuestras
fronteras, ha sido determinante, porque si es por la destrucción de pruebas, sino
lo ha hecho antes, es que es tonto, se me caería el mito del perfecto
malhechor, del perfecto ladrón de guante
blanco, pues sería de una estupidez supina, con todo el tiempo del mundo no lo hubiese
hecho con anterioridad, amén de poner a buen recaudo
pruebas que si le podrían valer para hacer su chantaje y desmontar el
chiringuito: Hemos de estar preparados para lo mejor y para lo peor: “o cae
sobre él, todo el peso de la ley, o se va de rositas…” dentro de poco se resolverá
esta ecuación y los componentes que la forman, que hoy por hoy son una incógnita.
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